Comienza el curso escolar o la temporada tras las vacaciones y todo el mundo comienza a hacer propósitos como ponerse en forma. Unos piensan en perder los kilitos ganados por los excesos cometidos durante la época estival y otros, con un objetivo más a largo plazo, en llegar al próximo verano mejor que a este. Este será el tema de hoy: “la forma física”.
Condición física es la habilidad de realizar un trabajo diario, con vigor y efectividad, retardando la aparición de la fatiga, realizándolo con el menor gasto energético y evitando lesiones.
Se denomina forma física a la capacidad del cuerpo humano para satisfacer las exigencias impuestas por el entorno y la vida cotidiana. La forma física es un estado del cuerpo y de la mente que ayuda a desarrollar una vida dinámica y positiva.
Las claves de la forma física: la genética, el metabolismo, la alimentación saludable y el actividad física.
Desde que somos concebidos tenemos una serie de patrones genéticos (ADN y ARN) que nos predisponen a tener una determinada constitución. Esta herencia genética depende de nuestros padres y no se puede modificar. Un ejemplo muy claro de esto son las fibras musculares. Estas fibras se dividen en dos tipos, las de contracción lenta, conocidas como fibras rojas o del tipo I y las de contracción rápida o también conocidas como fibras blancas del tipo II. Según el porcentaje de fibras con las que la naturaleza nos haya dotado estaremos más predispuestos a un deporte y otro.
El metabolismo. Conjunto de reacciones químicas y de procesos fisiológicos que se realizan en el organismo a fin de proporcionar la energía necesaria para el desarrollo de sus funciones vitales, y la síntesis de los componentes de la materia viva.
La tasa metabólica es la velocidad con que el organismo utiliza la energía disponible (o quema las calorías). Esta tasa depende fundamentalmente de factores que no se pueden variar: los genes, el sexo y la edad. Para incrementar el gasto metabólico podemos utilizar dieta y actividad física.
La alimentación saludable o equilibrada. Es aquella que hace posible al individuo el mantenimiento de un óptimo estado de salud, a la vez que le permite el ejercicio de las actividades normales del trabajo y de la vida diaria. Se trata de un proceso voluntario y consciente y educable. Es decir, se puede regular según lo que cada uno quiera, solo hace falta fuerza de voluntad.
La actividad física. Cualquier movimiento corporal producido por los músculos esqueléticos que origine un consumo de energía. Este elemento también es modificable a gusto del consumidor. Las dos variables que mejor se pueden modificar al practicar actividad física para adaptarlo a nuestros objetivos son el tiempo y la intensidad.
En los próximos artículos entraremos más a fondo en estos temas como la dieta equilibrada y ejercicios recomendados para obtener una buena forma física y poder llegar el próximo verano a la “zona cero” de la playa, como le llamo yo, con poca grasa en el cuerpo.
Ahora hablando en serio, desde aquí intentaremos dar los consejos necesarios para aumentar la calidad de vida utilizando para ello el deporte.
No me cansaré nunca de repetir que cada persona es un mundo. Una misma dieta y un mismo ejercicio pueden afectar de manera diferente a cada individuo. Por eso tenemos que tener claros los objetivos que nos marcamos en la vida.
Por ejemplo. La gente contenta con su cuerpo y sus hábitos de vida, que juega partiditos de fútbol en ligas de aficionados y se toma la cervecita posterior para comentar el encuentro. Esta actividad y la energía quemada, hace que la cerveza posterior se compense y podamos mantener nuestra forma física en el mismo nivel. Además este buen rato con los amigos y las discusiones que se producen hacen que se libere mucha energía acumulada y logremos relajarnos, olvidándonos por momentos del trabajo o de la situación actual del país. Al intentar imitar a nuestros ídolos también aumentamos las relaciones personales, conseguimos un nivel afectivo social más elevado y, sobre todo, logramos más calidad de vida.